Desde pequeña y sin saberlo ya estaba conectada con el mundo de masaje. Uno de mis mejores recuerdos es cuando mi padre me masajeaba los pies mientras comentaba algún momento del día y yo mientras me iba relajando hasta que caía dormida. Más tarde esto mismo se lo hice a mi hija, hasta que por circunstancias de la vida comencé a aprender masaje para convertirse en mi forma de vida.

Me inicié con Masaje Sensitivo que por sus características te lleva a relajarte a poder contactar con las sensaciones de tu cuerpo a través de la piel, y al mismo tiempo sintoniza el contacto con las emociones, una vez en este camino quise ampliar mis conocimientos y realicé Reflexología Podal y Shiatsu Zen.

La técnica de Reflexología me permitió atender a personas que por una u otra causa rechazaban un contacto corporal más intenso. Con ella era posible reequilibrar y relajar el organismo de una forma refleja utilizando los puntos del pie.

Y el Shiatsu me abrió la posibilidad de reequilibrar la energía a través de los meridianos del cuerpo para facilitar la recuperación de la salud.

Mi formación continuó con Bioenergética, íntimamente ligado al cuerpo, a la respiración y sus procesos energéticos y a la mente. Sabemos que lo que sucede en la mente está sucediendo en el cuerpo, por ello un desbloqueo corporal nos ayuda a cambiar el estado mental y emocional.

Y por último estudié PNL e Hipnosis Eriksoniana, que me brindaron unas herramientas para explorar el mapa de las personas y permiten realizar cambios de forma rápida y ecológica.